29 May
29May

El tarot suele hablar por sí solo, es una herramienta para aprender de nosotros mismos que puede ayudarnos a solucionar problemas. Cuando se consulta al Tarot, la mayoría quiere saber más acerca de su vida y su futuro. Pero pocos buscan conocerse mejor a sí mismos. Usar el Tarot como vía de autoconocimiento reviste un enfoque terapéutico, pues transformamos este sistema simbólico en un instrumento de ayuda para el autoconocimiento personal y la evolución espiritual.

El Tarot es un viaje de aventura y descubrimiento. El viaje a través de las cartas del Tarot es básicamente un viaje a nuestra propia profundidad. Cualquier cosa que encontremos en este viaje es, en el fondo, un aspecto de nuestro más profundo Yo. Dado que el origen de estas cartas data de un tiempo en el que lo misterioso y lo irracional era más real que hoy, nos servirán de puente para llevarnos en busca de la sabiduría ancestral que todavía se halla en nuestro más profundo Yo.

Nuestro futuro no es un misterio, es la consecuencia de las elecciones de nuestro presente y pasado. Lo estamos "moldeando" con cada decisión, como efecto de la ley de Causalidad (acción y reacción). Esto nos hace responsables de todo cuanto vivimos, la vida que tenemos es la vida que hemos escogido, aceptado y permitido. Nuestras circunstancias son el producto de nuestras creencias, valores, programaciones y patrones de conducta.

Normalmente la idea que tenemos de nosotros mismos es engañosa, si no falsa. La mayoría de las personas ignora que hay un mecanismo normal de la mente que le hace percibir la realidad distinta de cómo la perciben los demás. Una cosa es como soy, otra cómo me percibo y otra más, cómo me perciben los otros. Es por esto que muchas veces, cuando una persona es objeto de críticas u observaciones un poco duras, la escuchamos decir "Yo no soy así" y de veras lo cree, de veras piensa que el otro la juzga duramente y se siente atacada.

Es aquí donde un observador imparcial y objetivo tiene la última palabra. Ese observador, como un espejo que nos refleja tal cual somos internamente, es el Tarot. Sus imágenes corresponden a ciertos modelos humanos denominados arquetipos, que nos representan en determinadas situaciones para describir nuestras motivaciones, nuestras conductas o experiencias. Al extraer una carta preguntándonos cómo nos representa el tarot veremos una imagen que nos refleja interiormente.

Los arcanos del Tarot nos ayudan a identificar los arquetipos con los cuales el consultante, se ve representado a la par que le brinda los más sabios consejos o advertencias para guiar sus decisiones y sus actitudes en la búsqueda de una mejor forma de vida. Los arquetipos del Tarot son la clave para comprender las 22 distintas expresiones de la energía del alma, y los 21 pasos que conforman el viaje de crecimiento del alma. En realidad, 10 son los Arquetipos base-primarios, pero  luego se le agregan otros 12 , que representan un nivel más profundo u otra etapa de estos arquetipos primarios.

Usar el Tarot con fines adivinatorios es desaprovechar un gran cúmulo de herramientas e información que él contiene, pues la mayor virtud del Tarot radica en su función orientadora. El tarot profundiza en  métodos de trabajo interno que nos ayudan a conocernos y por lo tanto a sanar y a evolucionar. Es un excelente medio de autoconocimiento, además de conocimiento del Universo, sin el cual sería imposible conocernos a nosotros mismos. Cuando entendemos los arquetipos inconscientes y los reconocemos en los arcanos del Tarot, logramos también el entendimiento de los símbolos que representan aspectos sustantivos de nuestra vida y de nuestra evolución. El Tarot nos ayuda a constatar nuestros recursos para aprovechar conscientemente cada "escalón" de cada proceso.

O mejor aún, nos permite visualizar lo que podríamos hacer para propiciar un cambio positivo, la superación personal y un exitoso cierre de ciclos indispensable para poder acceder a la siguiente etapa de nuestra vida. El autoconocimiento debe iniciarse con es la autoobservación íntima y sincera. Los actos de conocer y observar son diferentes. Muchos confunden la observación de sí, con el conocerse. Conocer es un acto intelectual, el observarse es un acto reflexivo y objetivo. Se conoce que estamos sentados en una silla, pero esto no significa que estemos observando la silla.

La atención dirigida hacia lo que está sucediendo en nuestro interior es un acto positivo, activo, necesario para identificar las causas del malestar inicial y de la inarmonía generada. Así, pues, la observación, como atención dirigida de manera intencional hacia dentro de sí mismo es una actitud activa necesaria para iniciar los cambios autotransformadores. La atención dinámica proviene realmente del lado observante, mientras los condicionamientos y las emociones pertenecen al lado observado.

El tarot del autoconocimiento busca la sintonía con nosotros mismos, la búsqueda del poder del control de nuestras circunstancias, y por ende de nuestro propio futuro.

Los profesionales de esta disciplina están convencidos de que el presente de una persona es el resultado de las decisiones tomadas en el pasado, por lo que desechan cualquier idea de que el futuro está escrito y de que todos tenemos un destino.

En cada uno de nosotros coexisten un "Yo" amoroso, otro intelectual, otro juguetón, otro iracundo, otro temeroso, etc. que se expresan en diferentes momentos, ante diferentes circunstancias y con diferentes personas. Estas facetas de nuestra psique se manifiestan es toda su magnitud durante el sueño y a veces no nos reconocemos. Y al igual que estas imágenes oníricas, el Tarot nos muestra aspectos de nuestra personalidad y de nuestra vida que no identificamos de manera consciente.

Y es que, tanto los sueños como el Tarot -con su lenguaje simbólico-, nos revelan lo que debemos reconocer y quizá resolver. El tarotcomo terapia es una evaluación del presente: pone en evidencia una situación actual, con sus causas, y sugiere una vía de solución a la crisis, no como una adivinación sino para buscar en el futuro un para qué. Y generalmente es un sentido simbólico, no literal.

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