30 Nov
30Nov

No existe día en nuestra vida que no esté relacionado con alguna puerta. Entramos y salimos continuamente a través de puertas; estamos totalmente acostumbrados a ello que olvidamos el fuerte valor simbólico que revisten.

La puerta representa un paso. Su apertura, en muchas culturas, está relacionada con rituales que simbolizan una mutación del estatus o un cambio de conciencia, y asumen significados psicológicos y espirituales concretos.

En la antigüedad, para recordar el sentido profundo de este paso, se colocaban unos "guardianes del umbral" en la entrada de los edificios sagrados: estatuas de guerreros, dragones, leones, esfinges, o personajes divinos como el Jano de los romanos. El guardián del umbral era una entidad cuyo favor había que ganarse para que mantuviese alejados de la casa a demonios y demás espíritus malignos.

Algunas costumbres de nuestra época están relacionadas con estas creencias, como la de entrar por primera vez en la casa conyugal llevando en brazos a la novia, como ofrenda simbólica al guardián.

Abierta de par en par o cerrada, la puerta define también el espacio que queda detrás, por lo que se identifica con el límite de un poder secreto.

En el Evangelio de San Juan, Cristo dice: "Yo soy la puerta: quien entre por mí, se salvará". En el templo hebreo, el sancta sanctorum estaba delimitado por un pórtico que solo el Sumo Sacerdote podía cruzar. Para los soberanos turcos, la "Puerta Sublime" era símbolo de poder.

En la cultura hermética, la puerta es a menudo símbolo entre el mundo exterior y el mundo interior, y cruzarla posee un significado metafórico referido al aprendizaje y al conocimiento superior.


Las llaves

Cada puerta tiene su llave. Grande o pequeña, dorada u oxidada, lo mismo da, lo importante es que sea la llave justa.

Por definición, una llave es un objeto que sirve para "abrir" o "cerrar" algo, y, por tanto, es símbolo del poder acceder a diversos lugares o estados de conciencia. A este significado hay que añadir el de "atar" o "desatar".

Con sentido más profundo, la llave es una referencia concreta al límite entre consciente e inconsciente, representación de la iniciación y del saber.

En algunas órdenes masónicas es propiamente una llave el emblema de la dignidad de maestro.

En arquitectura, la "clave de arco" es una piedra escuadrada que sujeta la estructura completa de un arco o bóveda, la dovela fundamental sobre la que se alza una construcción, el elemento que da sentido y finalidad al trabajo realizado hasta ese momento.

Lo que nos lleva a pensar en esas "llaves" (claves) interpretativas que nos ayudan a comprender un libro, una metáfora o una partitura musical; las referencias simbólicas de la llave son innumerables. Edward A. Waite, famoso esoterista inglés, puso a un libro suyo el título de La clave del Tarot, justamente porque las mismas cartas de Tarot pueden considerarse "Llaves" (claves) para acceder a conocimientos más profundos.


El significado doble de las Puertas

De una puerta se puede entrar o salir, se puede cerrar o abrir. Las consultas que hacemos o los cursos y talleres que realizamos, también representan una apertura con un gran significado.

Normalmente, una puerta cerrada goza de un significado desfavorable. Puede entenderse como una barrera física o mental, que nos impide seguir adelante. Es un endurecimiento, un cerrarnos en nosotros mismos, un no comunicar con los demás, no permitir que nuestra energía fluya naturalmente. ¿Qué hacer ante una puerta con barras? Tenemos varias posibilidades: desencajarla por la fuerza, como hizo Sansón en el Templo de Gaza; buscar otra, o bien reflexionar y hallar la llave que pueda abrirla.

La puerta abierta, en cambio, tiene un significado favorable; representa un obstáculo vencido. Se puede ver lo que hay en la otra parte, por eso representa una visión, una ampliación del conocimiento.

Una puerta también es sed de saber, ganas de cambiar, deseos de observar con nuestros propios ojos. Abrir una puerta también es abrir nuestra mente, escuchar cómo late el corazón, reflexionar sobre el pasado para construir el futuro, y, en definitiva, mirarnos dentro para abrirnos a los demás.

En la cultura hermética, un portal es a menudo símbolo entre el mundo exterior y el mundo interior, y cruzarlo posee un significado metafórico referido al aprendizaje y al conocimiento superior. Un portal también es sed de saber, ganas de cambiar, deseos de observar con nuestros propios ojos. Abrir un portal también es abrir nuestra mente, escuchar cómo late el corazón, reflexionar sobre el pasado para construir el futuro, y, en definitiva, mirarnos dentro para abrirnos a los demás.

Te invitamos a que seas parte de esta apertura y obtengas cualquiera de nuestras llaves, ya sea a través de una consulta o tomando un curso o taller.

Nuestras puertas siempre estarán abiertas para quien desee, desde el fondo de su corazón, mejorar su vida y la de quienes le rodean. Solo en ti está la decisión de quedarte dentro o afuera.

Llámanos o escribe al +549 3454050303

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