Ante el gran número de asteroides existentes en nuestro sistema solar (sin olvidar el grupo de los centauros: mitad asteroide – mitad cometa), los astrólogos modernos centran su atención en nueve de ellos, a saber: Vesta, Pallas, Juno, Psyche, Eros, Ceres, Sapho, Nessus, Dejanira y Circe.
Conocido como el asteroide de la llama interna o la flama eterna, Vesta hace referencia al fuego espiritual (aquello que nos enciende), la capacidad de introspección, el ideal de hogar, y cómo enfocamos la energía creativa. Cuando se habla de lo que “nos enciende”, no se trata sólo del aspecto sexual (aunque también está involucrado), sino que atañe a algo más vocacional, propio y auténtico (lo que te encanta hacer, lo que te levanta el ánimo). De la misma forma que se conecta con la vocación, Vesta se vincula con la capacidad de servicio (relacionarnos a través de nuestros dones) y la devoción por lo que se hace (por amor, no por compromiso).
Llamada también Palas o Pallas Athenea, este asteroide representa la inteligencia creativa, y el uso de la lógica, la intuición, la astucia y la estrategia para alcanzar los objetivos. La presencia de Pallas nos habla de eficiencia y perfeccionismo, de colocar el plano mental por encima de lo emocional, y de la habilidad para resolver problemas, administrando los recursos existentes.
Quizás uno de los asteroides más conocidos por los practicantes y entusiastas de la astrología es Juno, el asteroide del matrimonio o del compromiso, aquel que indica la disposición hacia las relaciones formales. Juno habla de lealtad y de celos, pero también del equilibrio dentro de las relaciones, y aquello con lo que nos comprometemos, sea en materia sentimental o en otros aspectos de la vida.
Pshyche o Psique es uno de los cuerpos celestes con las connotaciones astrológicas más profundas, puesto que está relacionada con el alma, la verdadera esencia del ser y el manejo del mundo emocional. Psique hace referencia a la sensibilidad, al vínculo con la guía interna (intuición), y la forma de trabajar con el inconsciente. Ella representa el viaje evolutivo del alma. Este asteroide invita a una comprensión profunda de las circunstancias externas, desde el punto de vista de la transformación y no de la posición de víctima; igualmente, promueve el hecho de que las emociones trabajen a tu favor, y no al contrario (no eres esclavo de lo que sientes).
Diosa del maíz y la cosecha, simboliza nuestra capacidad de nutrirnos a nosotros mismos y a los demás de una manera sustancial y metafórica. Como en el mito griego de Deméter y Perséfone, ella nos ayuda a dejar ir y morir, a comprender la dinámica madre-hija, a criarnos y educar con nuestros sentidos.
Eros es el asteroide del amor, el erotismo y la lujuria. Este cuerpo celeste señala aquello nos produce placer, el deseo descontrolado, lo que amamos u odiamos con locura (pasión). Asimismo, Eros ofrece información sobre el manejo de la vulnerabilidad, lo que te seduce, la expresión de los impulsos románticos, eróticos y sexuales; además de lo que te hace perder el control. En el camino evolutivo, Eros puede servirnos como espejo o herramienta de autoconocimiento, ya que lo que vemos y deseamos (o adversamos) en el otro, forma parte del Universo interno.
Sapho o Safo habla de las relaciones (platónicas o no) con otras mujeres, se trata de la conexión emocional a través lo femenino, lo que puede conducir a la atracción física o mantenerse como una admiración profunda.
Nessus o Neso pertenece al grupo de los centauros, y su presencia puede señalar tanto un patrón de abuso, como una obsesión peligrosa o una retribución kármica (recibir lo mismo que se dio). Desde el punto de vista evolutivo, Nessus ayuda a liberarse de los traumas que encierran este tipo de experiencias, a través de la comprensión y la solidaridad con otros (por ejemplo, una mujer que fue maltratada puede integrarse a una asociación de apoyo a víctimas de la violencia doméstica).
Dejanira o Deyanira hace énfasis en la posición de víctima, que asumimos en ciertos aspectos o situaciones de la vida. En este sentido, se encuentra profundamente relacionada con el centauro Nessus. Si comprendemos la información que suministran las posiciones de Deyanira y Nessus en la Carta Astral, encontramos un camino hacia la liberación de los antiguos traumas y complejos.
Circe es un asteroide conectado con la magia, la seducción y el poder de visualización. Su posición en la carta astral, señala hasta que punto podemos manipular a otros (o ser manipulados), cómo “encantamos” a los que nos interesan, y el contacto con la magia.