10 Nov
10Nov

Todos heredamos dones y mandatos del árbol genealógico, pero algunos en particular tienen una «carga extra»: la de aportar luz y conciencia a los hechos dolorosos del árbol, ya que la compresión libera. Es el testigo lúcido de los dramas familiares.

El emergente familiar es aquella persona que se interesa por el pasado, quiere investigar, entender los cómo y los por qué. Es el que en algún momento de su vida se aboca a la tarea de armar el árbol genealógico, para preservar la memoria o para realizar un trabajo de sanación.

El emergente sistémico es, entonces, la persona que quiere profundizar en las dinámicas familiares. En primer lugar, porque le duele: le duelen las cosas que ocurren y siente que puede hacer algo para aliviar ese dolor. En segundo lugar, porque es más sensible y lúcido que sus ancestros, y entonces puede aportar claridad, conciencia y –más de una vez– cordura y salud a un sistema desequilibrado.

Más allá de los intereses personales, o las inquietudes que llevan a investigar, ¿cómo reconocerlo? ¿Qué indicios aparecen en la carta natal? En nuestra experiencia, en la carta suelen aparecer ciertos Signos o Planetas en posiciones destacadas, entre ellos:

  • Sol, Luna y Saturno. El Sol y la Luna son los representante arquetípicos del padre y la madre, lo masculino y femenino. En la carta natal, el Sol es uno de los factores que se vinculan a la identidad, nuestra “forma de ser” mientras que la Luna se vincula al mundo emocional, las necesidades de seguridad y pertenencia. Saturno –entre muchas analogías– representa los mandatos, transmitidos de generación en generación. La presencial de la Luna, Saturno o (en algunos casos) el Sol en la Casa I, indica un interés por lo genealógico.
  • El eje Cáncer/Capricornio. Es el que directamente tiene que ver con los intereses y las tareas genealógicas. Cáncer representa la memoria familiar, el sentimiento de hogar y pertenencia y Capricornio representa las responsabilidades hacia el sistema, aquél que se hace cargo. Entonces, alguno de los dos –o ambos– aparece como signo Solar, Lunar o como Ascendente; también, puede aparecer Cáncer o Capricornio en las cúspides de las Casas IV y X. A veces, también Escorpio de Sol, Luna o Ascendente.
  • La Casa IV. Es el sector que representa el hogar, los padres, las raíces, lo heredado. Esta Casa puede estar ocupada por el Sol o la Luna (sin importar el signo); por Saturno, Quirón, Neptuno o Plutón; o bien, los signos análogos: Escorpio o Piscis en la cúspide de la Casa IV. Estas energías son las que indican experiencias dolorosas o complejas en la niñez, o son testimonio de hechos penosos que ocurrieron en generaciones anteriores y motivan a la persona a buscar para poder solucionar.
  • Las Casas VIII y/o XII ocupadas por cualquier planeta. La Casa VIII con planetas presentes pondrá el acento –desde lo genealógico– en lutos no elaborados, en temas vinculados a herencias o a la sexualidad. El tipo de personaje involucrado en el conflicto estará indicado por el planeta presente (por ejemplo, la Luna o Venus en Casa VIII puede indicar lutos sin resolver de las mujeres de la familia, quizás una abuela o una tía). La Casa XII, por su parte, pondrá el acento en los secretos que el emergente puede llegar a descubrir; también se refiere a ancestros lejanos (bisabuelos hacia atrás) de los que es difícil tener información. El planeta presente dará una pista acerca el personaje, cuya historia nos llega.

Cuántos más indicios aparecen en la carta, más fuerte es el llamado que la persona siente, pero en nuestra experiencia, uno solo alcanza para que la persona sienta el impulso a investigar.

Y ahora que has leído este artículo, ¿te consideras emergente?

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