24 Jan
24Jan

El aire es el intelecto, la rapidez del pensamiento, la ligereza del ser y la vitalidad del respirar. Piensa en el pranayama, la ciencia de la respiración postulada por los yoguis.

Cuando el aire predomina en una carta descubrimos a individuos capaces de tomar distancia de sus vivencias particulares para enfocarlas desde una perspectiva más lógica y objetiva, encuadrada dentro de marcos teóricos. Así, junto con la tierra, el aire constituye el par de elementos objetivos.

Se trata, pues, de personas que disfrutan asociando y compartiendo ideas, descubriendo leyes, intercambiando opiniones, teorizando. Perspicaces y comunicativos, necesitan de los demás para que este flujo de pensamientos no se detenga -el aire es, quizá, el elemento más sociable de todos-. Además, su enfoque racional les permite rodearse eficazmente de toda clase de personas.

El aire es pro-activo, leve, libre y respetuoso. Se la pasa uniendo puntos, ordenando el caos, argumentando sobre el futuro y sopesando pros y contras. Su temperamento es variable; sin estimulación mental, se deprime o aburre. Tampoco soporta las ataduras, al menos, de sus ideas. Sus pensamientos vuelan alto. Se trata de gente con gran don de palabra, capacidad de abstracción, voluptuosidad intelectual. Jueces. Escritores. Relaciones Públicas. Científicos. Futuristas.

En este caso, el exceso de aire robotiza. Una mala canalización del elemento puede volver al individuo excéntrico, fanático y muy snob. Se trata de personas muy frías e incapaces de asimilar los misterios y locuras de la vida. Buscadores frenéticos de la libertad.

Superficiales. Hiperracionalistas. Negadores del compromiso. De la magia. De la emoción.

Estas personas se la pasan en las nubes, teorizando hasta lo más ínfimo. Usan sus ideas como escudo y arma pero carecen de sentido práctico. Pueden desconectarse de la realidad.

Para esta saturación de aire nos puede ayudar el agua con su misterio e ilógica, con su espiritualidad y sentimentalismo. El sujeto con aire exagerado podrá compensarse con personas, actividades y experiencias de agua.

En el caso que el aire falte, también debemos tratar de compensarlo. Puede que la persona se ahogue o que padezca alguna dolencia respiratoria. También que sea un tanto asocial.

Recomendamos ejercicios de respiración, re-aprender dotes comunicativas o sociales, ventilar la casa, airear las sábanas y, en definitiva, exponerse al viento para armonizar esta carencia.

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