24 Jan
24Jan

El fuego es un elemento joven; una energía infantil, espontánea, alegre y expansiva. En las cartas natales, la predominancia del fuego se traduce en personas joviales y dinámicas, que se expresan de manera exagerada, generosa y sin tapujos.

Este elemento está muy conectado con el desparpajo, la alegría del vivir, la voluntad y el ego. El fuego, de hecho, proporciona un carácter egocéntrico, en el sentido de que el individuo -autocentrado- necesita canalizar, manifestar y contagiar su expresión y puntos de vista, de los que se siente megaorgulloso. Hay pues algo muy auténtico en las personas con fuego en sus cartas. Son gente con chispa. Frescos. Honestos.

Se le relaciona con el romanticismo, con lo dramático, con amores imprudentes donde uno pierde la cabeza y vuelve a tener quince años. Hace al nativo aventurero, intuitivo, soñador y trascendental.

Además, el fuego no soporta las normas. Se mueve con entusiasmo, siempre a la búsqueda de libertad. Representa el futuro, el mundo de los ideales, de lo posible, de aquello que aspira y entiende que puede llegar a ser.

Hasta aquí, todo muy interesante, ¿verdad?

Sin embargo un exceso de fuego o un elemento fuego mal canalizado puede resultar un poquito incómodo. Se trata de individuos impacientes, tozudos y abrasivos. Sin conciencia del prójimo, sistemáticamente se pasan las normas por el forro. Gente con los egos desbordados (porque ellos lo valen y se acabó); que precisan experiencias extremas y vivir el riesgo a toda costa. Infantiles, ingenuos, caprichosos e histéricos, se creen los elegidos para liberar al mundo e imponer su verdad. Padecen grandes dificultades para mantenerse en el mundo de lo práctico. Además, en su eterna búsqueda arrasan con todo, incluido su propio cuerpo que tiende a la oxidación.

Para aligerar este fuego mal llevado habrá que evitarle bloqueos así como buscar una canalización o salida correcta a su desbordante energía. Además, resulta interesante remitirnos al elemento tierra, que se refiere a lo práctico, el contacto con el cuerpo, el presente y el realismo. Personas, actividades y las áreas de la carta natal que vibren con la tierra podrán sernos de gran utilidad para equilibrar al individuo y sus circunstancias.

De la misma manera, una ausencia de fuego (o incluso un fuego mal trabajado) puede reflejarse en una persona desganada, triste y falta de entusiasmo. Alguien que aparente mucha más edad de la que tiene, por ejemplo. En este caso, tendremos que añadirle más fuego mediante actividades, personas y circunstancias que vibren con el elemento. Colores como el rojo, piedras como el coral, comidas picantes o encender una vela o una hoguera permitirán al individuo suplir o compensar esta carencia.

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