Todos nacemos con una buena parte del destino marcado o diseñado de alguna manera. Si vamos a encontrar el amor, la fama, la salud, el dinero... Todo eso, y mucho más, está escrito en nuestra carta natal.
Seguramente alguna vez habrás escuchado: “Nunca había ido a ese barrio y me salió un trabajo en Paternal. Por eso, conocí primero a mi jefe y después a su hijo, que terminó siendo mi marido”... “Me pasé de estación y, gracias a eso, me reencontré con un amigo de la primaria que justo pasaba por ahí”.
Encontramos en nuestra vida y en la de los que nos rodean abundantes historias donde la “casualidad” o el destino unen a las personas con sus misiones de vida, con sus amores, con situaciones y eventos. A veces el accionar del destino produce historias que cambian por completo la vida de las personas. Pero, en la mayoría de los casos, al destino lo ayudamos nosotros con nuestro accionar.
Quién no se encontró, alguna vez, soñando: "¿Qué será lo que el destino tiene preparado para mí?" ¡Qué imán tiene! ¿De qué energía estará hecha esta fuerza inmanejable que nos dirige silenciosamente? Parece tenernos siempre algo preparado, algo listo para nosotros, más allá de lo que pensábamos que nos podría pasar. Cabe preguntarnos con qué señales nos avisa el destino de su llegada, para que nos preparemos para vivir según sus designios.
Desde el conocimiento de la astrología, así es. Todos nacemos con una buena parte de nuestro destino marcado o diseñado de alguna manera, como si fuera un recorrido que está listo para ser transitado por cada uno de nosotros, un camino preparado a nuestra medida.
Hay dos tipos de destino: uno con mayúscula, el Destino, que te junta irremediablemente con tu amado: justo en ese día se vieron, justo hablaron, justo se pidieron sus números de teléfono y demás. Y hay otro destino que cosecharemos gracias a nuestros movimientos y decisiones cotidianas.
Los astrólogos tienen la mirada acostumbrada a leer donde nadie mira, buscando información en los movimientos de estrellas y planetas. Ellos ven en el cielo lo que pasará mañana. En ese sentido, hay un destino que es perfectamente predecible, que está escrito en el cielo de cada persona y se representa en la carta natal. Es como el ADN, es único. Se revela a los ojos del astrólogo que puede anticipar en cada caso cuándo ocurrirán ciertos eventos claves en la vida de un individuo y todas las cuestiones que hacen a su personalidad.
La carta natal lo muestra todo. Está formada por los puntos cardinales, el sol, la luna, los planetas, los signos y algunos puntos importantes del espacio, como los nodos. Se levanta con los datos del lugar y horario de nacimiento de una persona.
Esta información se representa en un mandala: un círculo que contiene todos estos elementos distribuidos en doce secciones o casas, que brindan información sobre distintas áreas de la vida. Eso permite a un astrólogo leer datos sobre una persona: su forma de ser, su profesión, su salud, cómo es su hogar, cómo es la relación con su mamá, si se va a casar, si va a durar ese matrimonio, si va a tener hijos, etc. Todas las áreas, incluso las más intimas, están reflejadas allí.
En la carta natal, las principales cuestiones del destino están escritas con lujo de detalles. Por eso, es habitual esa mirada de sorpresa en los ojos de los que consultan a los astrólogos. “¿Cómo sabe esas cosas que nadie sabe de mi vida?”. ¡Y sí! Estas cosas las sabe el astrólogo, pero no porque sea adivino, sino porque conoce el lenguaje escrito en el cielo por el arquitecto o el guionista, como a menudo se llama a esa Inteligencia Universal presente en cada partícula creada. Y los astrólogos son simples traductores de este lenguaje escrito en el cielo.
La astrología es tan antigua como la civilización y nos brinda información sobre las principales cuestiones del destino de cada uno. Utilizando la mecánica celeste del zodíaco, el sol, la luna y los planetas, aplicada a la hora y lugar de nacimiento de las personas. ¿Si vamos a encontrar el amor, la fama, la salud, el dinero?. Todo está escrito en ese mapa del cielo en la tierra que es la carta natal. Encontramos todas las respuestas, incluso cómo nos vamos a sentir con ese amor y con esa fama.
La pregunta que siempre le hacen a los astrólogos es si dos personas que nacieron el mismo año, el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar tienen la misma carta natal. La respuesta es que sí, pero no tienen el mismo medio ambiente de crianza y, probablemente en esa “pequeña” diferencia, esté la variable. Aunque, inevitablemente, el ritmo de sus vidas y sus preferencias van a ser muy, muy similares.
La astrología también es una herramienta valiosísima a la hora del auto-conocimiento, comparable a una guía de uno mismo. Nos muestra todas las posibilidades de acción que trajimos al nacer, las dificultades y con qué herramientas contamos para vencerlas, nuestros dones y que áreas de nuestra vida están bendecidas. Nos ayuda a comprenderte mejor los procesos internos y, también, las dinámicas de las relaciones con los demás. Por eso, también es el sistema de psicoanálisis más antiguo del planeta. Y, por ahora, es la única manera de asomarse a ver: ¿qué nos depara el destino?
Por Monika Correia Nobre, fundadora y directora de Astroflor, instructora de meditación y astróloga.