Cuando hablamos de astrología, hay mucho más que solamente conocer tu propio signo del zodiaco (o Sol). Los planetas, los elementos, el signo lunar y las casas entran en juego para intentar darle sentido a una carta. La rueda del zodiaco completa está compuesta por 12 signos, 12 casas y 10 planetas, y cada casa se rige por un signo correspondiente. Cada carta o mapa depende de en qué signos y casas estaban los planetas en el momento exacto, el lugar y la fecha en que nacimos.
En el instante de nacimiento, el signo que se elevaba por el horizonte oriental, se convierte en la primera casa, o ascendente.
No hay que confundir casa con signo, ya que ambos se basan en diferentes movimientos de la Tierra. Esta tiene dos movimientos: uno es el movimiento de traslación, que efectúa describiendo su órbita alrededor del Sol, que es lo que determina el año y el cambio de estaciones. Visto desde nuestro planeta parece como si fuera el Sol el que se mueve, pero, aunque es a la inversa, la astrología toma el punto de vista del observador que está aquí en la Tierra. Es geocéntrica. Ese espacio anual se divide en 12 signos de 30 grados cada uno.
El otro movimiento es el de rotación de la Tierra alrededor de su propio eje, que provoca el día y la noche y determina nuestros horarios y biorritmos. La Tierra tarda un día en completarlo. Ese espacio diario se dividió también en 12 sectores, o 12 casas, de dos horas astrológicas cada una (el día tiene 24 horas). El tiempo necesario para que cualquier signo del zodiaco se eleve a través del ascendente se llama tiempo de ascensión, como resultado de la inclinación del eje polar de la Tierra en relación con la eclíptica, algunos signos se elevan más rápido que otros; esta diferencia varía con la latitud y la época del año, siendo más extrema en latitudes cercanas al polo norte.
El sistema de casas que divide el circuito zodiacal en doce sectores o Casas representa los doce escenarios de la vida humana. Todo lo que existe en el mundo puede ser representado por una de las 12 casas astrológicas.
En cada uno de estos escenarios se representa una parte de nuestra vida. En uno se escenifica, por ejemplo, la vida hogareña, en otro, la vida laboral, en otro, la sentimental, en otro, la economía. Así, en un escenario estamos ganando o perdiendo dinero, en otro durmiendo, en otro divirtiéndonos, en otros sufriendo y así se van configurando espacios donde podemos leer el reflejo de los ciclos celestes en la vida mundana.
Si imaginamos a las casas como escenarios hay que pensar en los planetas como actores. La posición de un planeta en una casa, nos indica el sector específico de la vida a través del cual se producirá la manifestación más intensa del planeta en cuestión.
La palabra horóscopo etimológicamente proviene de la palabra griega horoskopos (horos = hora, skopos = mirar), "mirar la hora", "marcador de la hora", que es ni más ni menos que el ascendente.
Mucho más tarde, en el Renacimiento, se adoptó la palabra horóscopo como significadora de la totalidad de la carta astral levantada para un momento y lugar específico y es la acepción que actualmente se mantiene. La carta astral o natal comienza con la primera casa, estas van a ser numeradas en sentido antihorario.
Hay casas angulares que son las más fuertes y poderosas en sus efectos; estas son la I, la X, la VII y la IV, en orden de importancia. Todo lo que sea atinente o esté asociado con las casas angulares merece inmediatamente consideración.
En orden de importancia, luego vienen las casas suscedentes, menos poderosas que las anteriores, aunque más fuertes que las cadentes. Muestran el resultado de las fuerzas puestas en movimiento y poseen una influencia estabilizadora, estas son la XI, la V, la II y la VIII, en orden de fortaleza.
Luego están las cadentes, que son las casas que tienen menos fuerza; los planetas allí presentes se encuentran debilitados, no tienen estabilidad ni dan acción, pero conceden adaptación al pensamiento. Éstas son las casas IX, III, VI, XII en orden de fortaleza.
A continuación, la descripción de cada una de las casas de acuerdo con la tradición.
Por la astróloga Patricia Kesselman.