Los astrólogos de la Antigüedad, esos que simplemente contemplaban el cielo para predecir el destino de las civilizaciones, hoy estarían sorprendidos al ver lo que está pasando: la astrología dejó de ser un simple pasatiempo o un tema de conversación casual en una primera cita para consolidarse como un saber y una herramienta de auto-conocimiento que puede modificar tu calidad de vida.
¿En qué momento la astrología se volvió un boom? Las voces de los expertos no son unánimes al respecto; algunos lo explican a partir del proceso evolutivo que está llevando a cabo la conciencia del género humano, y que nos vuelca hacia la búsqueda de nuevos recursos para entender lo que nos rodea a través de disciplinas que no sean tan compactas -porque la realidad no lo es-, como la kabbalah, la numerología, el tarot y, por supuesto, el estudio de los astros celestes. Mientras que otras posturas sostienen que, además de la predisposición natural de nuestra cultura hacia lo sobrenatural, el crecimiento de la demanda tiene que ver con una mayor visibilidad de la astrología como discurso válido, especialmente a partir de la aparición de Internet.
Pero a pesar de las diferencias, todos coinciden en un punto: estudiar la relación que tenemos con los planetas permite entender que hay un orden por debajo y encima de lo que aparece a simple vista, que es inconmensurable. Conocer y aceptar ese orden, ese "pedacito de cielo" que te define, está buenísimo..., seas del signo que seas.
Escuelas astrológicas hay muchas (¡y la oferta crece todo el tiempo!), con diferentes enfoques y propuestas académicas. Existen las más formales, que cuentan con un diseño de carrera y ofrecen en algunos casos la posibilidad de obtener un diploma en astrología (tengamos en cuenta que muchos se acercan a esta disciplina como una salida laboral). Pero si tu búsqueda es más personal, también tenés la opción de tomar clases grupales o incluso individuales con astrólogos de amplia trayectoria.
Lo mismo pasa con la duración de los cursos: en una escuela, la duración promedio es de 4-5 años, mientras que si tomás clases particulares, los tiempos se acomodan a tu interés y disponibilidad horaria, y las clases pueden ser semanales, quincenales o como vos las prefieras. En todos los casos, es fundamental combinar la teoría con la práctica, porque si no, corrés el riesgo de que se vuelva un saber muy abstracto cuando, en realidad, el principal beneficio se traduce en la experiencia concreta.
Por eso, lo ideal es ir diseñando tu propio camino a medida que vas aprendiendo, conjugando diferentes escuelas astrológicas y armando tu propio "combo". ¿Y si te da curiosidad pero no sabés nada de nada? ¡No importa! No es necesario tener conocimientos previos ni una suerte de "videncia", porque la astrología no tiene que ver con ningún poder mágico, sino con un lenguaje sagrado y simbólico que se puede investigar. Aunque si sos una persona intuitiva..., ¡contás con un poquito de ventaja!
Si bien en la astrología no existe todavía un plan de estudios uniforme, del análisis de las diferentes propuestas educativas surgen tres niveles diferenciados:
"¿Qué es la astrología?", seguramente sea la primera frase que suelte tu profesor cuando arranca el curso. Entender el marco conceptual y los objetivos del aprendizaje es uno de los primeros interrogantes a despejar. Y en este sentido, hay algunos enfoques que quizá te convenga tener en mente a la hora de elegir la institución y/o el docente:
Durante este primer nivel, se trabaja con la familiarización de los conceptos clave de la astrología: signos zodiacales, planetas, casas astrológicas (que son los diferentes ámbitos de la actividad del ser humano) y aspectos (o distancias angulares entre los planetas). Por lo general, el punto de partida es una visualización de cada signo y cada planeta con el propósito de fijar cómo trabaja cada energía. Cabe señalar que la información astrológica difícilmente se incorpora de memoria, sino que uno debe ir entendiendo, en su propio cuerpo y en su propia carta natal, de qué se trata esa energía.
En este punto, el alumno ya tiene una base teórica como para iniciarse en el cálculo y la interpretación de una carta natal, estudiando las relaciones y posibles combinaciones de todos los elementos ya conocidos. La carta natal es una especie de "pólaroid" del cielo en el instante exacto en que naciste, que define un sistema de energías que son invariables, tenemos la misma carta natal desde que nacemos hasta que morimos. Hacé de cuenta que una carta es una especie de "barrio" que comparten todas las personas nacidas a la misma hora, en el mismo lugar.
¿Quiere decir que todas esas personas son exactamente iguales? No, porque es infinita la manera de transitar por esa carta-barrio, de acuerdo con la individualidad de cada uno. También en este nivel es donde viene la práctica más divertida, que se vuelve casi un juego: algunos de los ejercicios que se proponen son hacer cartas natales de amigos y empezar a reconocer allí algunas energías o recibir cartas natales anónimas y, a partir de esos datos, armar la historia de vida del dueño de esa carta o viceversa: que los alumnos partan de una historia de vida para dibujar la carta natal que se acomode a esa información.
Se incorporan nuevos elementos técnicos que complementan la interpretación de la carta natal -posiciones dracónicas, puntos medios, dignidades planetarias- y se avanza sobre el aspecto más "predictivo". Se estudian ciertas técnicas para vaticinar lo que se viene; la más conocida es la revolución solar, pero existen otras como los tránsitos, las direcciones simbólicas o las sinastrías, que permiten anticipar algunas experiencias.
Auto-conocimiento y auto-aceptación: es, sin dudas, el principal objetivo de la astrología. Sirve para entendernos, comprendernos, saber por qué nos vienen determinados eventos, por qué elegimos el trabajo que hacemos o la pareja que tenemos. Básicamente, es útil para entender la correlación entre el afuera -la realidad- y el adentro -nuestro Ser-: nos agudiza la observación y permite "descansar", en vez de "luchar" contra eso.
Permite a la persona volverse dueña de su destino: cuando uno entiende que existe un orden superior -inteligente y bueno-, puede ganarle a su destino. ¿Qué es el destino? Es aquello que viene para empujarte a que seas quien sos. Esto no quiere decir que las cosas están escritas, sino que uno las va haciendo a medida que vive, pero conocer ese orden permite hacer el mejor diseño posible y sacarles el mayor provecho a nuestros talentos y habilidades sociales -ya sea una vocación, la oportunidad de un negocio o la elección de una pareja o un socio-. Entender la astrología permite el trabajo con nuestra propia vida.
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