La psicología del signo Tauro gira en torno a la necesidad. Su rasgo característico es que es el signo del zodiaco más consciente de las necesidades, de cubrir lo que a uno le falta, de tener lo que desea.
Si el signo Aries es deseo puro, Tauro es la posesión de ese deseo. De ahí su tendencia a acumular, asegurar y mantener los estados conseguidos. Un Tauro tiene un movimiento inconsciente que dice “esto es mío!” o “esto es para mí”.
A Tauro (ver en la Carta Natal de cada uno cuánta energía de Tauro tiene) no le gustan los cambios; pues para él significa perder algo, arriesgar la estabilidad obtenida, tener que volver a cubrir necesidades…
Mientras Aries va en busca del exterior y crea un efecto en él, Tauro permite que el exterior entre en él. Tauro es contemplativo y observador. Su esencia es recibir lo que el entorno le da. Por eso disfruta al estar en contacto con la Naturaleza: ama la vida.
La persona con mucho Tauro es inmensamente fuerte y potente, como un toro. No suele moverse, pero cuando se pone en movimiento es bruto al no tener en cuenta el exterior. No suele decidir, pero cuando decide ya no cambia. De ahí la fama de terco o testarudo.
El signo Tauro es firme y seguro, pero como contraposición, la flexibilidad no es su punto fuerte. Le cuesta olvidar pues “guarda todo”. Siempre prioriza su necesidad de estabilidad para asegurar sus necesidades. Es signo fijo y de Tierra.
Tauro necesita ver las cosas, tocar las cosas. Su función es “hacer cuerpo” o materializar las cosas. El contacto corporal es uno de sus placeres, de ahí su sensualidad y su poder de atracción (Venus).
El planeta regente es Venus, con lo que Tauro tiene capacidad para la estética y la asimilación de la realidad.
Astrología Transpersonal