12 Nov
12Nov

Comentaba Rubén Jungbluth, astrólogo peruano en su página de internet el siguiente caso: “Rubén te escribo desesperada. Hasta que mi hija cumplió los 15 años, ella y yo éramos grandes amigas, salíamos juntas a todos lados, no había conflictos entre nosotras. Ella empezó a rechazarme pocas semanas después de cumplir los 16; ahora tiene 18 y su insolencia es tremenda. Me dice que no la entiendo, que no me meta en sus cosas… es más, hace tres días casi nos vamos a las manos”.

“¿Por qué el carácter de mi hija se ha vuelto pleitista y violento? ¿Cuál es su problema? Cada domingo sintonizo tu programa para ver si encuentro una respuesta a este drama que estoy viviendo. He llevado a mi hija a terapias y los resultados han sido nulos. Te confieso que por mi religión he debatido conmigo misma si es un pecado contra Dios recurrir a la astrología, mas sé que no es así por lo que dices en tus programas. Rubén, ya no puedo más, al menos dame una luz. Sé que tus análisis los haces a partir de mudanzas y de adopción de mascotas. Desde el año 2010 vivimos en nuestra actual casa y le regalamos un gatito a mi hija cuando cumplió 16 años, que ingresó a nuestro hogar el 1 de octubre de 2015, al mediodía en punto. Confieso que me llamó la atención que mi esposo ingresara a Negro a las 12 en punto, pero, como no estamos acostumbrados a tomar en cuenta las horas, lo dejé allí”.

Estas fueron las dolidas palabras que pronunció una madre el día de nuestra entrevista.

Analizando la compatibilidad astral (sinastría) de estas dos mujeres (que nombraré Rosa y Juanita), confieso que no encontré nada importante que explicara los enfrentamientos entre ambas; tampoco encontré nada al estudiar la carta astral de la mudanza de esta familia, pero fue al estudiar el momento del ingreso de Negro, nombre del gatito, que encontré las actitudes de violencia de esta chica y el menosprecio hacia su madre.

¿Cuál fue, entonces, el detonante para que todo cambiara entre Rosa y Juanita? El día y la hora en que Negro entró a la casa.

Las primeras semanas de Negro en su nuevo hogar eran de dicha y felicidad para Juanita y sus padres, pero esto cambió casi radicalmente tres meses después del ingreso de la mascota. Al comienzo, estos padres pensaban que la conducta de Juanita era producto de su paso de la pubertad a la adolescencia, pero todo estaba desbordándose. “Felizmente – dijo Rosa – terminó el colegio, aunque no con las notas que todos esperábamos, pues terminó raspando”.

Pero, ¿qué es lo que nos dice la carta astral del ingreso de Negro? He aquí unos cuantos hallazgos:

  1. Negro ingresó en el momento en que Plutón se ubicó sobre el Ascendente o cúspide de la casa 1, lo que nos indica que este gatito portaría la destrucción a su nuevo hogar y que, por esta razón, él tampoco habría de llevar a una vida de comodidades. Plutón simboliza la violencia y la destrucción y los 12° de Capricornio (grado de su ingreso sobre el Ascendente) que el nativo (en este caso, Negro) no disfruta de comodidades.
  2. Saturno formaba oposición a la Luna, que se encontraba en Tauro y en la casa 5. Estos dos astros casi siempre, por no decir siempre, producen sufrimiento y depresiones, en este caso, a Rosa, porque la Luna simboliza a la madre. La casa 5 simboliza a los hijos, en este caso, a Juanita.
  3. La Luna formaba una cuadratura con Venus, que simboliza a la mujer joven, con lo que bien podríamos decir que simboliza a Juanita, pero aún hay más, Venus influencia a Tauro que se encontraba en la casa 5 en el momento del ingreso de Negro; por lo tanto, Venus identificaba a Juanita, y como la Luna (Rosa) y Venus (Juanita) no gozaban de armonía, he aquí la explicación de los pleitos y actitudes violentas de esta hija.
  4. Plutón formaba una cuadratura con Urano, que se encontraba en la casa 4, símbolo del hogar. La cuadratura entre estos astros trae fuertes desavenencias, las que se hicieron evidentes en el hogar de Rosa.

Sin proponérselo, Negro estaba destruyendo el hogar de sus amos. Teníamos que hacer algo y pronto, para cambiar la situación.

Le dije a Rosa, que las influencias de esta mascota no desparecerían del hogar aunque regalaran a Negro. Era preciso hacer dos cosas: primero, retirar a Negro de la casa por 40 días, buscando que en su regreso tenga la potencia cósmica precisa para absorber todo lo negativo que había traído con su primer ingreso. Negro tenía que hacer esta operación sin causarse daño, y segundo, Rosa tenía que adoptar una segunda mascota, esta vez en una fecha buena para toda la familia y las mascotas. Para mi suerte y la de nuestra consultante, las cosas no solo volvieron a la normalidad tras un mes de la nueva adopción, sino que Juanita empezó a dedicarse más a su educación universitaria.    

Amigo lector, adoptar una mascota cuando no conocemos el mejor momento para hacerlo muchas veces desbarata nuestra vida. Estás notificado. Seguimos en contacto.

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