Este es un ejemplo de posición “difícil” para un planeta, porque nos obliga a hacer compatibles tendencias que, en un principio, apuntan en sentido contrario.
Venus busca relaciones armoniosas y equitativas, pero en fuego el asunto se complica.
Cualquier planeta en estos signos activará temáticas que tienen que ver con la propia identidad.
En el caso de Venus, el ego (y sus miedos e inseguridades) puede convertirse en un obstáculo a la hora de crear relaciones satisfactorias.
La inclinación de este Venus será la de poner la relación con el otro al servicio de su deseo, su imagen o su ideal.
Venus en signos de fuego puede tener muchos problemas para establecer una conexión empática con otra persona.
De hecho, es posible que ni siquiera pueda verla tal como es.
Los signos de fuego son propensos a idealizar. Al principio, todo lo ven perfecto (tal como ellos lo esperan), y entonces tienden a exagerar las virtudes y a ocultar los defectos… hasta que la realidad se impone.
La decepción, con la que este Venus está tan familiarizado, se hace inevitable.
¡Es muy difícil estar a la altura de sus exigencias!
La espontaneidad por una parte, la falta de tacto por otra…
Venus en signos de fuego gusta de la aventura, del riesgo, de la conquista que engrandece al ego. Ama la acción, y a las personas activas, intrépidas, o con un gran carisma.
Tiende a expresar sus gustos y aspiraciones de una forma brusca, impulsiva, impaciente. Y, ante todo, con franqueza y honestidad.
A esta Venus no le preocupa “quedar bien”: expresará sus opiniones sin importarle el efecto que pueda causar en los demás.
Por eso, Venus en estos signos tiene fama de ser egoísta y falto de tacto. Como dijimos, la empatía no es su fuerte.
Ni la diplomacia: cualquier cosa que huela a falsedad o hipocresía pone furioso a un Venus en fuego.
Relaciones llenas de entusiasmo… ¡al principio!
Venus en fuego busca el ideal, la relación perfecta. Por eso, cuando le gusta alguien, esa persona se convierte en la síntesis de todas las virtudes imaginables.
Ante tal “premio”, el entusiasmo crece. Más y más… hasta que la distancia entre el ideal y la realidad se hace demasiado grande. La frustración es inevitable, y es más grande cuanto mayor es el deseo.
Es muy frecuente que este Venus se enamore a primera vista: cuanto menos conoce de la otra persona, más campo tiene para proyectarle sus deseos inconscientes.
Por eso, suele disfrutar con los comienzos de una relación. La constancia en el tiempo… deberá venir de otros rasgos de la carta natal.
O del trabajo de desarrollo personal que haga la persona.
Lo que hemos dicho hasta ahora se puede aplicar a los tres signos de fuego. Veamos muy brevemente cómo se relacionará Venus en Aries, Leo y Sagitario.
Venus en signos de fuego plantea el conflicto entre el deseo de libertad e independencia y la necesidad de relacionarse. ¡Este es el quid de la cuestión!
En un principio, la tendencia será la de usar al otro como espejo: no se lo aprecia por lo que realmente es, sino por la imagen de nosotros mismos que nos devuelve. Cuando el otro descubre este juego (que es inconsciente), la relación se transforma, o se acaba.
La tarea de un Venus en signo de fuego será la de aprender a escuchar al otro, ser capaz de ponerse en su lugar, procurarle lo que realmente necesita, y no lo que nosotros creemos que necesita… y hacerlo de forma desinteresada, sin esperar grandes cosas a cambio.
Entusiasmo contagioso, generosidad a raudales, nobleza, ideales elevados, diversión, juego… Los talentos de un Venus en fuego son muchos, y lo que pueden aportar a una relación es muy valioso, una vez que aceptamos que el otro es de carne y hueso, con sus defectos y virtudes… ¡y nosotros también!
En los comentarios nos puedes contar cómo vives tú este Venus tan lleno de vitalidad.
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Gustavo Capece