03 Nov
03Nov

Un sistema planetario, una estrella central y 8 planetas. Todos giran en el mismo sentido, menos Venus y Urano, lo que los hace los “raros” de nuestro Sistema Solar. ¿Qué es lo que ocurre?

Planetas inusuales

La mayoría de los cuerpos del Sistema Solar giran sobre su mismo eje en la misma dirección del Sol, es decir, en sentido antihorario. Si miramos por encima de nuestro Polo Norte, veríamos que Mercurio, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno se mueven en la misma dirección, excepto Venus y Urano, que giran en dirección retrógada: en el sentido de las manecillas del reloj. Muchas lunas y asteroides también rotan en sentido antihorario, por lo que el contraste es mayor.

Hay otras rarezas con los movimientos de estos planetas. Por ejemplo, un día en Venus es más largo que su año, ya que equivale a cerca de 243 días terrestres, mientras que el año es de aproximadamente 225 días terrestres. Su rotación es muy lenta, y aunque en general los cuatro planetas rocosos (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) giran lentamente sobre su mismo eje, la duración de Venus es muy llamativa. De hecho, la inclinación de su eje es de unos 177º, lo que indica que rota en dirección casi exactamente contraria a la de su órbita.

En 2012, un estudio llevado a cabo con datos de la misión Venus Express, de la Agencia Espacial Europea, encontró que Venus está rotando de forma más lenta de lo que se pensaba, pero siempre se ha sabido que tiene la rotación más lenta de todos los planetas del Sistema Solar.

La rotación de Urano también es retrógrada, pero no de la misma forma que Venus. A diferencia de todos los demás planetas, pareciera como si girara de abajo hacia arriba, con una leve inclinación, y es que es el único planeta cuyo ecuador se encuentra en un ángulo casi recto respecto a su órbita. Su eje de rotación tiene una inclinación de aproximadamente 97.77º, y se dispone de forma paralela al plano del Sistema Solar.

La rotación ejerce un papel determinante en el clima y otros aspectos. La norma en la Tierra es que el sol sale por el este y se oculta por el oeste, pero en Venus es al revés, así que el sol sale por el oeste y se oculta por el este. En Urano, por su parte, el polo norte y el polo sur se ubican en la región donde la mayoría de los planetas tiene el ecuador.

Los científicos todavía no están completamente seguros de la razón por la que Venus y Urano tienen estas características, y se preguntan qué es lo que sucedió en el principio de la formación del Sistema Solar o si durante el transcurso del desarrollo planetario un cuerpo externo tuvo que ver.

La mayoría de las hipótesis sitúan el comienzo de la rotación retrógrada durante las primeras etapas de la formación del Sistema Solar, cuando todavía no era estable. Algunos científicos creen que es posible que tanto la velocidad de rotación como la inclinación del eje de cada planeta sean resultado de antiguas colisiones entre los cuerpos celestes.

¿Y si la Tierra cambiara su rotación en la dirección opuesta?

No es probable que ocurra, pero si por algún motivo la Tierra comenzara a rotar en sentido antihorario, lo primero que notaríamos sería que el sol saldría por el oeste y se pondría por el este, como en Venus. También se modificaría la dirección de los vientos y de las corrientes oceánicas superficiales, que obedecen al efecto Coriolis, de modo que los vientos que giran hacia la derecha lo harían hacia la izquierda, y viceversa. En consecuencia, los patrones climáticos cambiarían significativamente.

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