La radiestesia es la facultad de percibir radiaciones electromagnéticas. Todos/as tenemos esa capacidad, solo debemos aprender a usarla. Te invitamos a conocer más acerca de este interesante tema.
A muchos, más de alguna vez nos ha pasado entrar a un lugar y percibir inmediatamente una especie de “pesadez”, “mala onda” o, por el contrario, un ambiente liviano y agradable. Quizás hemos sentido un escalofrío al entrar en un ambiente que percibimos como “cargado” o hemos tenido alguna sensación corporal extraña justo antes de un temblor, por ejemplo (como me ha pasado en Colombia, Perú y Ecuador). Eso es radiestesia pura.
“Radiestesia” es un término que se deriva del latín “radium” (radiación) y del griego “Aisthesis” (sensación o percepción), por lo que puede definirse como la facultad de percibir radiaciones electromagnéticas. “Consiste en hacer surgir un estado consciente que sustituye a los cinco sentidos habituales” (Michel Moine).
Nuestro organismo es un receptor que capta las radiaciones emitidas por otros cuerpos y por diferentes formas de energías, razón por la cual es posible afirmar que todos los seres humanos tenemos capacidades radiestésicas, pudiendo ponerlas en práctica con o sin instrumentos. En nuestros cursos enseñamos a sentir la radiestesia sin instrumentos, no obstante, para muchas personas resulta más fácilmente aplicable con algunas herramientas como las varillas radiestésicas o el péndulo.
Antiguamente la radiestesia recibía el nombre de rabdomancia, que significa “adivinación por medio de una vara”. La rabdomancia se usaba para detectar la existencia de vibraciones energéticas en la superficie terrestre y bajo la tierra y se llamaban rabdomantes o zahoríes a quienes la practicaban, principalmente para encontrar los sitios favorables para excavar pozos y extraer agua, aunque en algunas culturas, como por ejemplo en la romana, también se utilizó como método de adivinación.
En nuestros tiempos, la radiestesia tiene múltiples aplicaciones y puede utilizarse de diferentes formas. En biomagnetismo, por ejemplo, se utiliza el cuerpo del paciente como herramienta radiestésica y nos permite hacer diagnósticos acertadísimos para poder aplicar el tratamiento correcto. A través del péndulo y las varillas radiestésicas, podemos obtener respuestas a múltiples preguntas, conocer aspectos de la personalidad, aptitudes e intereses de un individuo, identificar los orígenes de un motivo de consulta en terapia, encontrar objetos, personas, etc., entre otras cosas.
La radiestesia es una herramienta fundamental en varias terapias y en los procedimientos holísticos que realizamos, pues a través de ella podemos ir identificando los orígenes de un motivo de consulta y verificando información, por ejemplo, en relación con las mejores estrategias o técnicas a utilizar para sanar ciertos aspectos o problemáticas de una persona.
También a través de la radiestesia, podemos detectar geopatías para luego neutralizarlas con la autorización de la Madre Tierra. Estas son lugares de la tierra que emanan exceso de radiación (electromagnetismo). La exposición continua de los seres humanos (algunos animales y plantas) en estas zonas, afectarían desfavorablemente la salud de sus cuerpos (físico y sutiles).
Desde nuestro enfoque, para trabajar con instrumentos tales como las varillas radiestésicas y el péndulo, debemos hacer algunos ejercicios que nos permitirán habilitarlos para obtener de ellos información certera y precisa.
Primero debemos limpiarlos y protegerlos de la contaminación energética que traen y, posteriormente, los consagramos y ritualizamos para elevar su nivel vibracional.
La consagración consiste en trabajar con los 5 elementos, es decir; dejarlos unidos para cambiar su vibración a nivel subatómico. En otras palabras, mediante la consagración se eleva el nivel vibracional del objeto, aumentando así su energía medible a través de la radiestesia.
Es necesario, además, taconizar nuestras herramientas, es decir, impregnar a la materia física (nuestro péndulo o varillas radiestésicas) con una cantidad incrementada de taquiones, cambiando permanentemente las propiedades cuánticas de sus núcleos atómicos. Los taquiones son partículas elementales subatómicas dotadas de una velocidad superior a la de la luz en el vacío. Infunden a la materia física con luz espiritual. De este modo, aumenta aún más la energía vibracional de estos objetos. Se lleva a cabo a través de un decreto hablado, en el que se intenciona la taconización del receptor pidiendo que este también adquiera atributos. El movimiento que se aplica en este proceso son las lemniscatas (signo de infinito) con el Ankh en todo momento, hasta finalizar el decreto.
Luego de la consagración y la taconización debemos codificar nuestras herramientas para que sepamos qué movimientos corresponden a qué tipo de respuestas. Es decir, debemos comprender y codificar cómo el instrumento (péndulo o varillas) va a responder el SÍ, el NO y el MÁS O MENOS.
Después de esto, ya podemos utilizarlos, procurando pedir información con seguridad y confianza, y haciendo algunos ejercicios para nosotros calibrarnos de modo de obtener respuestas correctas. El instrumento que utilicemos es tan solo un medio para acceder a respuestas, que pueden venir de nosotros mismos, del ser superior, del alma, o de seres o energías de luz de alta vibración. En caso de querer recibir respuestas de seres o energías de luz, es necesario invocarlos 3 veces, para garantizar que las respuestas provengan de ellos y que la información sea siempre la más certera y adecuada para las personas involucradas.
Es nuestro deber limpiar las interferencias que tengamos para trabajar con radiestesia, y conectarnos con el campo mórfico de los mejores radiestesistas de todos los tiempos para aumentar así nuestra sensibilidad.
El Campo Morfogénico es el campo mental en el que se almacenan todas las estructuras que ordenan la naturaleza. Es el campo de las ideas, el campo mental de la energía superior. Conectarse con este campo implica disponer de la verdad, disponer de las reglas a las que está sujeto el universo y, por ende, nuestra tierra. Esta conexión siempre es voluntaria, es preciso declararla, pues a raíz del libre albedrío, ningún ser o energía superior puede interferir en la voluntad humana o intervenir en la vida o en el destino, sin que la persona lo haya pedido expresamente. Es decir, la persona debe conectarse con este campo metafísico en el que se encuentra todo, absolutamente todo el conocimiento del universo.
Antes de empezar cualquier trabajo radiestésico, el radiestesista expresa mentalmente o en voz baja: “Yo me conecto con el campo morfogénico”.
Siempre, absolutamente siempre, que una persona está conectada con el campo morfogénico está meditando. Eso significa que mientras testea, mientras está concentrada en la pregunta, está en estado de meditación. Con estas precauciones podemos trabajar con seguridad y confianza.
Te invitamos a participar de nuestros Talleres y Cursos de Radiestesia que realizamos en 3 niveles: Básico, Intermedio y Avanzado. En ellos aprenderás a utilizar el péndulo y las varillas radiestésicas; a limpiarlos, protegerlos, consagrarlos, taconizarlos y codificarlos. También podrás hacer mediciones en Unidades Bovis con el Biómetro Global, para medir las energías de las personas y lugares. Aprenderás a detectar los puntos cardinales magnéticos de manera que sea posible buscar objetos y personas.
Veremos además, cómo desimpregnar (limpiar energías remanentes) con el péndulo y con gráficos, a evaluar y armonizar chakras, evaluar el aura, valorar los pensamientos, a identificar bloqueos energéticos y liberarlos, a cuantificar y sellar fugas energéticas, y a cuantificar y extraer energías parasitarias. Te enseñaremos algo de geobiología y serás capaz de identificar y neutralizar geopatías con el permiso de la Madre Tierra desde lo más profundo de tu Ser.
Como puedes ver, son talleres y cursos muy completos, que puede otorgarte información y herramientas muy útiles y funcionales. No te los pierdas, ¡te esperamos!MÁS INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES