Tengo mucho respeto por la transmisión del conocimiento, de maestro a discípulo, por tradición oral, hecho con suma responsabilidad. Esto implica validez, legitimidad, impecabilidad.
El conocimiento es poder, y por eso los antiguos, custodiaban celosamente ese saber y entendían que no podían entregarlo sino a las almas puras.
Hoy vemos con espanto como cualquiera toma un curso de fin de semana en alguna terapia o disciplina esotérica y se pone ¡a enseñarla! al lunes siguiente, como si nada. Eso es estar intoxicado de Ego. Pues nadie aprende nada antes de siete años de trayectoria. Y es mucho más aterrador ahora con la cuarentena debida a la pandemia, !Los cursos On-Line para formarte Esotéricamente! cuando lo que en realidad es válido es la enseñanza y práctica personalizada con el instructor para corregirte y orientarte y además verificar la realidad de lo aprendido. Es como si quisieras aprender a bucear o saltar en paracaídas mirando videos de YouTube y luego imprimir tu certificado.
En la antigüedad, algunas escuelas cultivaban, junto a una filosofía accesible a todos, otras doctrinas ocultas, reservadas a los iniciados, modalidad que afortunadamente algunos contemporáneos todavía respetan. En nuestra sede de Cosmobiología Concordia por ejemplo, cualquier persona puede entrar al Nivel I y al Nivel II de Tarot, Radiestesia o de Astrología, pero para niveles superiores, sin embargo, nos reservamos el derecho de admisión. Igual con el Nivel I de Reiki, cualquier persona lo puede hacer, pero para el Nivel II y Nivel III (maestría), la maestra se reserva la admisión de nuevos alumnos.
El derecho de admisión se adquiere cuando el alumno ha cumplido a cabalidad y conscientemente todas las prácticas necesarias durante el tiempo requerido entre niveles.
Se sabe que hasta los discípulos de Pitágoras se habrían dividido en exotéricos y esotéricos: los primeros eran simples aspirantes sin investiduras, los segundos estaban completamente iniciados en la doctrina real del maestro.
Conocemos también que todas las religiones poseen un núcleo esotérico, que por su complejidad simbólica, permanece oculto para la mayoría de los creyentes, y el significado real de los rituales religiosos sería solo comprendido por los iniciados. Así, no es lo mismo ser cristiano que cristiano gnóstico, judío que cabalista, o musulmán que sufí.
Hoy, vivimos en el mundo de la espiritualidad express, y todo clama por volverse exotérico. Hasta en el mundo supuestamente esotérico se habla de “certificaciones”. ¿La certificación te la va a dar un papel que diga que estás certificado? ¡Claro que no! La certificación te la darás tu mismo, con tu trabajo honesto, consciente, constante y sostenido. La Alquimia de convertir tu Plomo en Oro.
Ojo con los falsos Iniciados: Exotéricos disfrazados de Esotéricos o la espiritualidad express a la orden del día.
Siempre prefiera para su formación esotérica, la experiencia cultivada durante muchos años de práctica y trabajo arduo, constante; demostrable con la propia vivencia de quien será su tutor.