En las lenguas antiguas como el egipcio, el arameo, el griego y el latín, los números eran simbolizados con letras. De ahí que cada palabra tuviera un cierto valor numérico y una significación asociada.
Gematría o gimatría (Hebreo: גימטריה) es un método que asigna un valor numérico a una palabra o frase, con la creencia de que las palabras o frases que tienen idéntico valor numérico tienen una relación entre sí o tienen alguna relación con el número mismo de la misma manera que a una persona se relacionan los valores de la edad, de la fecha de nacimiento, y gran número de eventos que pueden concernir, como un número de una calle en el domicilio, la fecha de un examen o de la firma de un contrato, etc.
La Gematría también es una forma de exégesis propia de la Torá y de otros textos hebraicos, escritos en hebreo y en arameo, el ancestro del hebreo, que era el idioma hablado por los pueblos judíos de Canaán, y del cual derivan la mayoría de los alfabetos contemporáneos. El alfabeto hebreo es un abjad (alfabeto compuesto solamente de consonantes). Las vocales eran agregadas en la lectura y podían ser deducidas si se conocía el lenguaje hablado y la gramática. A veces se señalaban las vocales son signos diacríticos. El alfabeto arameo está compuesto de 22 letras básicas. Este alfabeto se utilizaba no solamente para escribir cosas sino también para representar valores numéricos. A cada una de estas letras se le había adjudicado un valor.
Con la evolución importante del alfabeto hecha por los egipcios y los griegos agregando las vocales, se produjo también una alteración en la representación numérica. Así la numeración griega y romana se hizo de una manera diferente, utilizando otras letras y otras composiciones para representar los valores. La significación esotérica de los números en sí mismos permaneció inalterada o relativamente vecina de las significaciones tradicionales, pero la Gematría tuvo que adaptarse a los nuevos alfabetos. Los procedimientos de esta gematria se llaman comúnmente “numerología”, y se reserva el nombre de Gematria exclusivamente al alfabeto hebreo. También se suele asociar la Gematria al Tarot, que tiene 22 arcanos.
La Numerología asocia al alfabeto español los valores siguientes entre 1 y 9:
Para un estudio simplificado, se puede suponer que las letras de cada línea tienen el mismo valor, pero esto no es completamente exacto. Por ejemplo A = 1, J = 1 y S = 1. Las tres letras tienen un valor reducido de 1 aunque su valor íntimo sea diferente.
En español debemos notar que la CH tiene un valor de C + H = 3 + 8 = 11 = 2; la LL = 3 + 3 = 6 y la Ñ = N + G = 5 + 7 = 12 = 3
Supongamos que se quiere calcular el número de “Romina Cruz”:
R | 0 | M | I | N | A | C | R | U | Z | |
9 | 6 | 4 | 9 | 5 | 1 | 3 | 9 | 3 | 8 |
9 + 6 + 4 + 9 + 5 + 1 + 3 + 9 + 3 + 8 = 57 = 5 + 7 = 12 = 1 + 2 = 3
Para un cálculo manual rápido una astucia consiste a suprimir todos los 9 y sumar los otros números. Por ejemplo: 6 + 4 + 5+ 1 + 3 + 3 + 8 = 30 = 3 + 0 = 3
Eso es útil cuando los cálculos son largos y uno no cuenta con una calculadora o un programa informático para hacerlo.
Si bien siempre es mejor comenzar con el nombre de origen según el registro civil, acta de nacimiento o el nombre de bautismo, una mujer puede sentirse mejor con su nombre de casada o un artista, por ejemplo, puede sentirse más identificado con el pseudónimo de escena. En todo caso, se debe prestar una atención especial al nombre que, pronunciado por los otros, resuena en lo más profundo de nuestro ser como un llamado a la propia identidad. Sin embargo, siempre se debe tener en cuenta que los nombres posteriores a nuestro nombre original son justamente eso: posteriores.
Son menos importantes los nombres secundarios o aquellos que no se utilizan de una manera habitual. Analizando nuestro nombre, es muy importante tener en claro lo que se quiere saber del análisis numerológico. Ello puede darnos una pauta esencial para la elección del nombre a analizar.