12 Nov
12Nov

El concepto de Yang y Yin es quizás la idea filosófica más antigua de la humanidad, de hecho esas palabras son relativamente recientes a nivel histórico (unos siglos, no milenios), y básicamente se usan para referirse a Lo Creativo y Lo receptivo.

El Yin y el Yang se representa con este símbolo que probablemente ya habrás visto alguna vez:

Y más antiguamente lo receptivo (el Yin) se representaba con este signo:

símbolo de lo receptivo;

y lo creativo (el Yang) con este otro:

símbolo de lo creativo.

Pero al margen de diversos nombres y símbolos más o menos antiguos, voy a intentar explicar lo que es cada uno de los dos con unos ejemplos simples.

Imagínate que vas andando por un camino en el monte, incluso imagínate que el camino está algo húmedo y vas dejando huellas con tus zapatos; entonces, ahí tú eres lo creativo porque de alguna forma eres quien tiene la iniciativa, quien se mueve y quien está cambiando las cosas, mientras que el camino es lo receptivo porque sólo está ahí y se deja hacer, y gracias a él puedes caminar, e incluso puedes modificarlo de alguna manera dejando las huellas, de tal forma que ya no es el mismo después de pasar tú, mientras que tú en principio no has cambiado.

Y lo más importante de esta filosofía es que lo Creativo y lo Receptivo se transforman el uno en el otro (y viceversa) constantemente.

Siguiendo con el ejemplo anterior, imagínate que tropiezas con algo que hay delante tuyo y te caes de bruces partiéndote los dientes con una piedra que hay en medio del camino... Entonces, ahí de repente, el camino pasó a ser lo Creativo y tú lo Receptivo.

Otro ejemplo, imagínate que vas en un barco por el mar, mientras el motor funciona el barco es lo Creativo y el mar lo Receptivo, pero si el motor se avería y el barco queda a la deriva automáticamente el barco pasa a ser lo Receptivo, que simplemente se deja llevar por el mar, que ahora es lo Creativo.

Los antiguos básicamente se dieron cuenta de que en el Mundo todo lo que ocurre se resume en una situación donde una parte actúa y la otra se deja hacer. Pero ambas son igual de importantes e imprescindibles.

Volviendo al Yin y el Yang, el Yin es lo Receptivo y el Yang es lo Creativo.

En cuanto a las personas, alguien muy Yang acostumbra tener mucha iniciativa, bastante carácter, a menudo tiene tendencia a hacer las cosas como se le mete en la cabeza, puede ser cabezadura... pero también puede hacer grandes cosas gracias a su fuerza de voluntad, energía interna, valentía... es lo que se llama capacidad para el cambio.

Por otra parte, una persona muy Yin es más bien dada a adaptarse a su entorno (no a intentar cambiarlo), a saber tener paciencia y ser perseverante, a trabajar de forma constante y prolongada pero sin grandes sobresaltos; también el Yin está más asociado que el Yang con la espiritualidad y la creación artística, quienes tienen mucho Yin suelen ser personas muy sensibles.

Entonces, en realidad no es malo tener mucho Yin, mucho Yang o incluso tenerlos equilibrados, son simplemente características de cada persona, como el tener los ojos azules o marrones, ser alto o bajito, ser hombre o mujer...

El problema viene cuando se choca con las ideas preconcebidas a nivel social, por ejemplo; una mujer muy Yang en una sociedad machista que espera que ella haga todo lo que diga el hombre por el simple hecho de que ella es la mujer... sólo tiene dos opciones, anularse a si misma y  ser desgraciada el resto de su vida o enfrentarse a lo establecido y aceptar el conflicto y los momentos interesantes que surgirán a raíz de ello.

O lo mismo al revés, un hombre muy Yin en una sociedad machista puede ver que, o adopta una actitud de macho enérgico totalmente artificial y forzada o, se arriesga a que le tachen de afeminado, marica y bochornos con los problemas a nivel social y familiar que eso puede traerle...

Básicamente lo que hay que entender es que detrás de cada persona hay una serie de características y sensibilidades propias y, que expresarlas como son y vivir de acuerdo con ellas, es lo que está bien y lo que funciona, y pretender ir en contra de la esencia de cada uno está inevitablemente condenado al fracaso y la desgracia.

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